NADA

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Letra

No soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy nadie, no soy nada
no soy... nadie.

No soy nada, no soy nadie
solo soy un sufridor contemporáneo
porque muero al momento, un carpe diem inverso
hasta que el tiempo de su veredicto.

Jamás elegí nacer
y ahora tengo que aceptar estar vivo,
corren malos tiempos para el hombre absurdo
en un mundo absurdo, lleno de ciegos.

Tú dale las gracias a la vida
que te la quitará cuando se contradiga,
tanta mierda acumulada ¿para qué?
tanta pena, tantas experiencias
tantos anhelos, tantos huecos por llenar
y que jamás serán rellenados,
si todos vamos a acabar en el mismo saco
¿por qué me tengo que pasar la vida trabajando?

Prisioneros del dinero y del horario
juzga por ti mismo, nadie va a juzgarnos,
la vida es tuya pero no te pertenece
me dicen que estoy loco porque no creo en sus dioses.

Prisioneros del dinero y del horario
juzga por ti mismo, nadie va a juzgarnos,
la vida es tuya pero no te pertenece
no te pertenece
me dicen que estoy loco porque no creo en sus dioses.

Análisis Lírico

Solitario condensa y radicaliza muchos de los motivos que ya venía trabajando en años anteriores. La repetición del verso "no soy nadie, no soy nada" no solo evoca un estado depresivo, sino también una renuncia consciente a la identidad impuesta por el sistema. Frente a las dudas existenciales de 2014 en "Contando los segundos" y a la condena de la vida en "Sin halo", aquí hay un salto hacia la proclamación del vacío como verdad donde no se trata ya de sentirse atrapado, sino de declarar que no hay "yo" que atrapar.

La autodefinición como "sufridor contemporáneo" y la imagen de un "carpe diem inverso" marcan la inversión del mito moderno de la felicidad instantánea. Donde antes buscaba dejar huella antes de morir, ahora afirma la futilidad del esfuerzo: trabajar, acumular, experimentar, todo acaba en el mismo saco. La crítica se amplía a las estructuras sociales (el dinero, el horario, las religiones) que convierten la vida en algo que "no te pertenece". Esta frase central articula su filosofía de alienación ya que aunque se nos diga que la vida es nuestra, está condicionada por obligaciones externas y contradicciones que la vacían de sentido.

Sin embargo, el tono no es meramente quejumbroso. Solitario se sitúa en una postura desafiante frente a los dogmas, reivindicando su "locura" como signo de lucidez. El recurso a la repetición casi ritual del estribillo refuerza la idea de mantra o consigna, dotando a la pieza de un carácter performativo más que narrativo. La obra parece cerrar un ciclo de exploración de su marginalidad en el que ya no solo la expone, sino que la abraza y la convierte en núcleo de su identidad artística, anticipando una etapa de mayor confrontación con la sociedad y de formulación explícita de su pensamiento nihilista.