¿Para Qué?
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Letra
¿De qué sirve vivir después de todo
si después de este paseo de clavos no habrá nada?
ni los años de tormento,
ni las alegrías anheladas.El abismo ya miró dentro de mí
mucho antes de que yo me percatara
mucho antes de que yo le mirase
algo fallaba en mí, sabía que todo fallaba.Y a quien diga que la vida es un regalo
le regalo la miel en los labios y después se los rebano,
es tan irrespetuoso esto
si no vamos a ninguna parte, ¿para qué llegamos?¿Por qué tanto sufrimiento sin consuelo?
si el único que encuentro es el anhelo
de tiempos que se fueron hace tiempo,
y que no fueron tantos
desde pequeño ya me iba despeñando.Y mientras tanto ando en la desidia de la vida
intentando buscar un sentido en el sin-sentido,
estamos vivos hasta que lo dicte el tiempo
prisioneros del dinero y del horario.¿De qué sirve vivir después de todo?
si los días grises invaden el calendario
si la única felicidad que experimento
corresponde a los momentos en que la he imaginado.Y la sonrisa marginada entre mis malas caras
ya habrá tiempo para ser feliz mañana,
pero los días no te esperan aunque quieras
y cuando mueras no te valdrá la esperanza.Y la sonrisa marginada entre mis malas caras
ya habrá tiempo para ser feliz mañana,
pero los días no te esperan aunque quieras
y cuando mueras no te valdrá la esperanza.¿De qué sirve vivir después de todo?
¿de qué sirve morir de este largo modo?
Dímelo... dime de qué.
Análisis Lírico
Solitario alcanza un punto de madurez en su discurso existencial, heredero directo de las atmósferas de "Desidia" y "Marcha fúnebre". Si en 2015 describía su vida como una nota de suicidio escrita con bolígrafo y en 2016 se preguntaba por la "muerte después de la muerte", aquí plantea una interrogación definitiva sobre la utilidad de vivir y de morir en un mismo acto: "¿de qué sirve morir de este largo modo?". Esta frase condensa su experiencia de la vida como un suicidio lento, tema recurrente desde "Nacer para morir".
El abismo que "ya lo miró" antes de que él fuera consciente funciona como metáfora de un destino inevitable, una especie de condena interior que no le pertenece del todo pero que lo define. La agresividad de versos como "le regalo la miel en los labios y después se los rebano" revela su cansancio frente a las ilusiones dulces de la existencia y de la esperanza. La dulzura es solo un preludio de decepción. Esta oscilación entre violencia y ternura frustrada marca su evolución, ya no es solo un joven airado, sino alguien que reconoce el sinsentido y lo convierte en estética.
Solitario se muestra atrapado en la desidia de la vida cotidiana, denunciando la prisión del dinero y del horario como factores que anulan la búsqueda de significado. El estribillo repetido sobre la "sonrisa marginada" y la promesa de una felicidad futura que nunca llega es clave, se trata de la constatación de un patrón vital, una postergación constante del vivir que se agota con la muerte, cuando "no te valdrá la esperanza".
Solitario asume el vacío de respuestas, convirtiendo la pregunta "¿para qué?" en un motivo artístico y vital. La canción abre una nueva etapa de su diario lírico en el que ya no basta con describir el dolor, ahora se interroga directamente por su sentido y por el sentido mismo de existir, marcando un punto de inflexión en su relación con la esperanza y la muerte.