Tanto
- Fecha de Publicación
- Etiquetas
- depresion
- ansiedad
- escritura
- suicidio
- violencia
- familia
Letra
Otra vez escribiendo, despojando mi tiempo,
ojos que no ven, corazón que ya está muerto,
debo ser un ciego y no tuerto, porque ya os digo
siempre tengo abierto el ojo que ve el lado negativo
de esta vida cerda que me la tiene jurada,
el monstruo del miedo masajeando mis amígdalas
nadie me va a quitar esta ansiedad
y antes me gasto la pasta en un fusil que en pastillas.Ojalá pudiese cambiar el destino de mi vida
pero sé que todo va a acabar de la peor manera,
cambiaría tus motivos de suicidio
por el puto menor de mis problemas.Escribir me hace más mal que bien
no concibo como música este cruel modo de arte,
inconscientes de que estoy matándome
y dejando un testimonio antes de irme.Otra vez el miedo vuelve a saludarme
ataques de pánico, de ansiedad y de ira,
pensé que era cuestión de tiempo y me equivoqué
pensé que todo cambiaría pero mira...Con la de vueltas que da la vida
y a mí se me ha quedado parada,
con la de vueltas que da la vida
y a mí se me ha quedado parada.Me gusta estar deprimido porque solo así comprendo
la cortante realidad de este fino hilo del que pendo,
dependo de momento de lucidez que me recuerdan
que sigo en el hoyo, que mi vida es una mierda.El tiempo pasa tan prisa que da miedo
solo veo envejecer a mi familia,
estos crudos sentimientos que albergo
que se van oscureciendo día tras día.Ojalá fuera feliz, pero no puedo
ojalá no tuviera este odio dentro,
me veo en sociedad y siento miedo
de mi mismo, no es bonito lo que pienso.Veo personas felices y me pregunto
si acaso no estaré el doble de enfermo,
toda la vida con la vida jodida
toda la vida sufriendo.Me pregunto si sería feliz de otro modo
si tuviera pasta, si tuviera pareja
¿o es que acaso soy un infeliz crónico
y no hay modo de sacar la tristeza de mi cabeza?Mal acaba lo que mal empieza,
mal acaba lo que mal empieza,
si no hago una locura es por mi madre
me suda la polla que lloren las vuestras.Y te juro que quiero cambiar las cosas
pero esta vida es una cuesta,
y te juro que quiero cambiar las cosas
pero las cosas no se dejan.No hemos nacido para sufrir tanto,
yo no he nacido para sufrir tanto,
después de haber pasado por tanto,
esta impotencia duele tanto.
Análisis Lírico
La obra continúa la linea de autorretrato oscuro que le ha definido en los últimos años, pero lo hace con una honestidad cada vez más desnuda y una imaginación metafórica que convierte estados psicológicos en imágenes físicas. A lo largo del tema se alternan episodios de lucidez y de abatimiento ya que reconoce que escribir "le hace más mal que bien", sin embargo mantiene la escritura como acto de testimonio, una contradicción que viene marcando su evolución, de la rabia explícita hacia una angustia más íntima y simbólica. El recurso recurrente al cuerpo traduce en términos viscerales el sufrimiento mental, y la mención consciente de recursos evidencia una escalada en la intensidad de la desesperación y una confrontación con la propia mortalidad.
Solitario sitúa la familia como ancla moral "si no hago una locura es por mi madre", una frase que muestra simultáneamente ternura y dureza. La presencia familiar sirve de contrapunto a la soledad y subraya el conflicto ético que atraviesa sus textos: el convencimiento de que la vida "va a acabar de la peor manera" frente a pequeñas obligaciones que impiden consumar la autodestrucción inmediata. Además, hay una mirada social crítica con la incomprensión frente a quienes parecen felices que alimenta su sensación de ser "infeliz crónico", dicha infelicidad se vuelve tema central en su obra, un hilo que se mantiene desde sus primeros trabajos hasta este momento.
Repeticiones como "con la de vueltas que da la vida / y a mí se me ha quedado parada" funcionan tanto como estribillo emocional como sello de impotencia. La narrativa del tema progresa de la constatación del daño a la enumeración de síntomas y termina en una aceptación amarga de la culpa y el destino. La obra profundiza la transformación de Solitario de un artista que gritaba rabia a uno que disecciona su propio colapso con imágenes clínicas y punzantes, es un capítulo donde la violencia lírica se vuelve más interior, más reflexiva y, paradójicamente, más narrativa.
Este poema reafirma patrones previos como autodestrucción, sinceridad brutal, dependencia de la familia como límite, y los lleva a un punto en el que la escritura ya no es solo catarsis sino evidencia de autolesión.