No puedo (INÉDITO)
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Letra
Llevatelo, llevatelo...
Llévate el pasado lejos antes de que se haga tarde,
o por mis muertos me los llevo por delante,
contemplo el asesinato desde un plano cada vez menos distante,
pero jamás dañaré inocentes,
o eso digo por ahora, mintiendo,
ajeno a este excelso decremento de moral,
me importa bien poco lo que les suceda a otros
que no sean ni yo ni mi jodida familia.Y en primer plano yo, por qué mentirme...
he sufrido tanto que estoy en deuda conmigo,
aunque tal vez lo mejor para mí sería la muerte,
concretamente la del enemigo.Ya intenté ser feliz, pero no puedo...
ya he intentado curarme, pero no puedo...
y ahora quieren que destruya la maldad
que he recibido durante años por ser bueno.No deberías sentir miedo, al menos de mí,
es tu propia maldad la que te reflejo.No deberías sentir miedo, a no ser de ti,
mírame y contempla lo que has hecho...
mírame y contempla lo que has hecho,
date cuenta de lo que has creado,
ahora dime ¿quién es el monstruo?
¿el creador o la creación?
Análisis Lírico
Esta obra explora un momento de confrontación extrema con su propia oscuridad y la de quienes le rodean. La letra arranca con la simbólica instrucción de "llévate el pasado", una invitación a desprenderse del dolor acumulado, que rápidamente se ve reemplazada por la amenaza implícita de represalia, aunque siempre contenida por la ética que le impide dañar inocentes. Este contraste refleja un yo dividido entre la agresión y la conciencia, entre la ira y la preservación de principios morales.
Solitario se posiciona en primer plano, poniendo en evidencia la deuda consigo mismo que surge del sufrimiento prolongado. La reflexión sobre la propia incapacidad de ser feliz o de curarse introduce un matiz de desesperanza que, sin embargo, se combina con un análisis crítico de la maldad externa: "es tu propia maldad la que te reflejo". Aquí Solitario establece un espejo entre su sufrimiento y la corrupción del mundo que lo rodea, borrando la línea que separa al agresor del afectado.
El cierre de la obra plantea la cuestión más profunda de la relación entre creador y creación, monstruo y origen. Esta pregunta no solo cuestiona la responsabilidad y la moral, sino que también articula un examen de la identidad, del papel de la experiencia en la formación del carácter y del dolor como fuerza que moldea al individuo. La obra puede entenderse como un testimonio de lucidez extrema, donde la violencia y la ética conviven en un delicado equilibrio, reafirmando la voz de Solitario como la de un observador consciente de sus sombras y de las de los demás.
En el contexto del recorrido de Solitario, esta letra representa un punto de introspección madura, un momento en el que su habitual confrontación con la oscuridad se vuelve filosófica, cuestionando la naturaleza del mal y su lugar en el mundo, sin perder la crudeza emocional que caracteriza su obra desde los primeros textos de 2014.