Quién
- Fecha de Publicación
- Etiquetas
- soledad
- odio
- aislamiento
- enfermedad-mental
- pasado
- perdida
Letra
El que siempre fue malo nunca tendrá la maldad del que fue bueno
tengo que aceptar lo que soy,
el odio es un derecho reservado a sufridores y estoy
en mi pleno derecho de odiaros hoy por hoy.No tengo amor por eso odio
¿será que intento suplir mis carencias
e intercambiar un sentimiento por otro?
me tengo tanto asco que el que os tengo a vosotros es racional.Veinte años ya con una enfermedad mental
que me imposibilita llevar una vida normal,
y me están hablando de pasarla mal teniendo novia
si ese es el infierno llévame ahora.Toda la vida viendo pasar la vida sentado en una silla
mirando la pantalla si
fuera de ruedas al menos tendría una paga
¿y ahora quién va a pagarme la puta infancia?¿Y ahora quién va a pagarme la puta infancia?
¿ahora quién va a pagar?Porque hay cosas que se van y por eso ya no vuelven,
cosas que se van y por eso ya no vuelven,
para algunos el pasado es muy presente,
para algunos el pasado es muy presente.Porque hay cosas que se van y por eso ya no vuelven,
cosas que se van y por eso ya no vuelven,
para algunos el pasado es muy presente,
para algunos el pasado es muy presente.Porque hay cosas que se van y por eso ya no vuelven,
cosas que se van y por eso ya no vuelven,
para algunos el pasado es muy presente,
para algunos el pasado es muy presente.El pasado es mi presente...
"I am probably the loneliest person in the world because I have nothing I care for,
and I can't make any friends to have any kind of a relationship or... so I've lost everything.
I've lost everything I ever cared for, everything I ever wanted, it's down the toilet.
Since there is no love in my life, I must have something to replace it, so I replaced it with hate.
Constant hate, constantly reminded to hate.
What does that do for you?
Keeps my left foot going on front of my right foot, keeps me moving.
Without it I'd probably just [...] down some place and have no reason to continue."
Análisis Lírico
Solitario se enfrenta a la crudeza de su existencia con una claridad devastadora. La obra se centra en la aceptación de sí mismo y en la legitimidad de emociones que la sociedad suele condenar, como el odio.
La pérdida de la infancia y la imposibilidad de experimentar afecto real marcan un hilo constante de resentimiento y desolación. A través de la repetición de su estribillo, el pasado se convierte en una presencia ineludible, recordando que ciertos daños son irreversibles.
Solitario articula un lenguaje confesional que no busca redención, sino una comprensión de su propio aislamiento y sufrimiento. La introspección es absoluta, la enfermedad mental, la incapacidad de amar y la sustitución del afecto por odio son presentadas no como defectos, sino como herramientas de supervivencia.
Esta obra se inscribe dentro de su diario lírico, mostrando un progreso hacia la confrontación frontal con la soledad, la rabia y la resignación ante lo irrevocable, consolidando su narrativa como testimonio de una vida vivida al margen del afecto y la normalidad social.