Control
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Letra
Me estoy muriendo,
me estoy muriendo,
me estoy muriendo,
me estoy muriendo,
me estoy muriendo,
me estoy muriendo,
me estoy muriendo,
me estoy muriendo...No es que esté en fase terminal ni nada de eso,
es que mi vida terminó hace mucho tiempo,
tanto que no lo recuerdo,
ha pasado tan rápido la vida y la he sufrido tan lento.Se me rompe algo aquí dentro
¿será la otra mitad del corazón resquebrajándose?
a veces me pregunto qué haría si me quedara un mes de vida,
y la verdad es que no lo sé.Seguramente seguiría igual que ahora
ni aún muriéndome le echaría pelotas,
no sé si soy un cobarde o este problema es tan grande
que ya no soy el dueño de mi mente.¿De qué soy dueño entonces?
de este trastorno, yo lo poseo, él me posee
supongo que nos tenemos el uno al otro
somos dos locos en el cuerpo de un cadáver.No aguanto esa sensación, cada vez que salgo
se me sale el corazón por la boca aunque me lo trago,
que me contéis vuestras movidas me da asco
vuestro sufrimiento me hace sentir insultado.Qué no daría yo por ser normal como todos,
porque mis malas rachas fueran por amor,
pero mis malas rachas son porque estoy loco
y parece que es el otro quien siempre tuvo el control.
Análisis Lírico
Con la certeza de estar ya parcialmente muerto y el recurso de la repetición inicial no sólo dramatiza la agonía si no que la convierte en estado persistente, en marco de referencia desde el cual se observan el resto de los hechos. Solitario no narra episodios externos, sino una situación interna que lo habita y lo define, su trastorno mental es al tiempo posesión y propiedad ("yo lo poseo, él me posee"), fórmula que sintetiza la pérdida de agencia y la convivencia forzada con la enfermedad.
La apatía ante un hipotético mes de vida revela que la cuestión no es la duración del tiempo, sino la calidad del vínculo con la propia existencia ya que morir o seguir así parecen equivalentes. Las manifestaciones somáticas (el corazón que "se me sale por la boca") traducen el dolor psicológico en urgencia corporal, mientras que el desprecio hacia el sufrimiento ajeno denuncia un aislamiento moral, una postura defensiva frente a la empatía que sólo intensifica la sensación de diferencia y fracaso.
Esta obra confirma una línea temática recurrente en la obra de Solitario: la confrontación con la propia oscuridad y la imposibilidad de "recuperar el control". No se ofrece redención ni solución, si no más bien el poema funciona como testimonio y perfil clínico-poético, su voz registra la condición, la nombra, la resigna, y así la documenta para sí como una etapa más en su trayectoria.