Que me maten
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Letra
Mi música no es apta para putas,
mi música es un acta que confirma ser un loco hijo de puta
si la escuchas, estamos en el mismo barco,
navegando sobre arenas movedizas.Nos ha tocado andar en la desdicha
hablo por mi, por tres o cuatro de la audiencia,
esto no es música oscura esto es oscuridad pura
nacida de llevar una vida de mierda.El sol nunca calienta en estos lares
ya me caliento yo mirando a putas que nunca podré follarme,
que me maten si mis ojos arden,
o será tarde, habrá empezado la masacre.Por mis muertos que asesino hasta la muerte
me cargo al más fuerte si se me cruzan los cables,
de momento están estables
y más les vale que no me bailen los impulsos neuronales.Mejor que baile con esto el que tenga huevos
sube la música, despierta al cementerio
me suelto un tema de estos y como nuevo,
no gano para disgustos pero les gano.Me los como, puta Pero les gano,
no gano para disgustos pero les gano,
pero les gano.
Análisis Lírico
Esta obra es testimonio contundente de derrota y resistencia. Desde la primera estrofa declara la música como documento de locura y pertenencia, no es entretenimiento sino certificación de un yo marginal que comparte barco con su audiencia. La atmósfera se construye mediante la negación de calor y consuelo, esa aridez emocional explica la hostilidad dirigida hacia objetos de deseo inaccesibles y hacia otros seres humanos.
SOlitario oscila entre la amenaza y la contención, proclama la capacidad de cometer violencia, pero reconoce un control temporal sobre los impulsos neuronales. Esa tensión revela un sujeto que convive con la posibilidad de estallar pero que al mismo tiempo se vale de la música como válvula. La convocatoria a "despertar al cementerio" y el uso ritual del tema musical funcionan como acto sanador y combativo, la obra no sólo expresa ruinosa oscuridad, sino que la transforma en rendimiento escénico.
El cierre repite el motivo ambivalente que pese a los "disgustos" continuos, Solitario se proclama vencedor, lo que inscribe la derrota en un triunfo simbólico. La obra registra un ciclo corto con un diagnóstico de miseria, amenaza latente, catarsis performativa y una autoconcesión de poder ambivalente. Solitario se muestra así como un cronista de su propia ruina, orgulloso y aislado, que convierte la amargura en arma estética.